Otro día martes.
Otro encuentro del desorden y la ansiedad.
Sí, es otra noche en búsqueda de algo.
Otra noche en la cual se acumulan en mi escritorio las lecturas pendientes, los post it naranjas garabateados con cosas urgentes, las llaves y una barra de snickers. Todo parece acumularse grotescamente. Veo llamadas por hacer, preguntas que no quiero responder, disculpas que no busco dar, mucho menos mendigar. Otra vez el reloj y el mal nacido despertador. Pajas mentales dan botes en mi cabeza, ya casi ni las escucho. Son como un zumbido molesto, parecido al de una mosca en la oreja a mitad de la noche. Intento espantarlas con un manotazo en el aire.
Otro día evitando toda interacción social, tanto ruido y tan poca música
Otro día agendado en mi impecable calendario. Casi me da asco.
Otro párrafo que escribí y que jamás voy a enviar. Se me van acumulando patéticamente y y o ni siquiera me digno a botarlas cuando ya están echas cartas, al menos darles una grata sepultura.
Otro paquete de palabras por devolver. Ya no me sirven.
Otro verso desperdiciado.
Otro cuento conocido. Me voy cansando de tanto círculo y camino que se repite.
Otro día tonto y flojo, lleno de gente pero igual de vacío, sin una buena conversación, un té, algo...
Otro otoño que se va. Una que otra frustración en el bolsillo.
Otra ironía agria en mi rostro incapaz de generar alguna sonrisa
Otro escrito que publicaré, casi me doy pena. Mis disculpas a quienes lean.
Más palabras que ya no quiero pero no devuelvo
Y de nuevo esa canción que creo haber escuchado antesLástima, no recuerdo cuándo.