diciembre 23, 2011

Enigma de lo correcto


Dónde está mi moral me pregunté.


Me abro de piernas para que el deseo lo haga también. 
Y sin miedo a caerme
me dejé arrastrar por esa boca que me tienta. 
Desvisto mis hombros dejando los lunares jugar
y me siento a esperar. 


Quizás llegue más tarde, 
quizás no conozca el camino.
No me importa, no demasiado.


Dejo caer la melena de rizos
sobre mis hombros recién descubiertos
Espero por la mano que me tome de los cabellos.
La presión exacta, una mezcla de violencia 
el tacto del amante taciturno


Cruzo las piernas lubricadas,
tengo tiempo. 
Imagino tus pecas que me miran,
tienes mi tiempo.


Me voy a quedar a esperar tu boca, 
tus ganas. 


Pero por sobre todo, 
me voy a quedar a esperar por el deseo
que trabaje en mí.
Por ese otro que logre despertar mi tentación y mis ansias.

noviembre 25, 2011

Cry. Find. Feel. Be.


- ¿Para qué me llamaste?- me preguntó al verme tirada entre sábanas que no alcanzaban a cubrirme
- Quiero encontrarme- le respondí con la respiración entrecortada
- Hace tiempo que no me visitabas, mucho menos me llamabas; la última vez te fuiste diciendo no sé que cosa, que no me necesitabas, que te enfermaba, que no ibas a volver.-
- Eso fue hace ya mucho. Los tiempos cambiaron-
- Así veo-
- Estoy cansada. He recorrido otros caminos -
- Fuiste tú la del olvido.-
- Ya lo sé. En ese momento realmente creí no volvería a necesitarte. He luchado mucho tiempo en contra de este impulso desgastado. Pero ya no pude. Ella me ha ganado-
- ¿Realmente creíste podrías escaparte, cambiar?-
- Sí...-
-¡Pero niña! Ésta eres tú, estaba en ti, no puedes luchar en contra de tu naturaleza-
- Ahora lo sé.-
- Ya sé que te duele. Niña, tu esencia duele pero no le huyas más, no me obligues a desarmar tu pobre armado de mentiras y dejarte sola.-
- Quería... quería... quería ser distinta, acostumbrarme a este mundo. -
- Para qué niña mía? por qué querías ser otra?-
- Porque pensaba que podía reír con lo que se ríe. Por un tiempo me sentí como el resto, y me gustaba. Nadie me miraba extraño, nadie conoció mis gritos ni mis angutias. Era como cualquier otra-
- Pero corazón, entiende que eres imperfecta así, imperfectos todos. Aún cuando ella no te deja.-
- Necesito llorar, necesito que me deje. Necesito sentirme. -
- Llora-
- No puedo, ya no sé cómo se hace. Ni siquiera puedo llorar. ¡qué clase de humana soy!-
- ¡Basta ya! Ya estoy aquí. Párate, mirate al espejo, aprende a llorar, aprende a sufrir, aprende a ser tú.-
- No me gustan los espejos, me veo cansada, vieja, como si cargara años de más-
- Y justamente por eso, anda y mirate una y otra vez. No regreses hasta que llenes tus ojos de ti.-
- ¡Me haces mal! Me haces daño! Tú y ella me ahogan! Te odio! No me ayudas! Haz que se vaya! - apenas podía respirar ya, la ira me consumía, mis cabellos se enredaban en mi cara cuando una lágrima se asomó. 
Silencio.
Y de pronto, una tormenta de agua salada. Estaba llorando.
- ¡Estoy llorando!-
- Así veo, niña. Llora, que tienes mucho por lo cual llorar. Ha sido un mal tiempo desde que abandonaste este cuarto oscuro, han sido demasiadas máscaras. Las heridas están saladas, y solo tú puedes hacer que se vaya. Llora que tu dolor duele. Llora, que así eres tú. Yo te dejo aquí es tu llanto, tú lo tienes todo encima. Llámame cuando escapes de tus versiones. Voy a estar junto al fuego, pidiéndole que te deje, entreteniéndola un poco.-


tumblr_lkrrvgiSlC1qcve1zo1_500_large.jpg

Seguí llorando. Llorando para no llorar más.

noviembre 23, 2011




En un pensamiento oscuro, negro y divertido, he pensando en ti.

Te había buscado con la mente cada tarde mientras le enseñaba a Ariana las propiedades matemáticas. Me resultaba retorcido la atracción que sentía hacia ti sabiendo aún que eras el tío mayor de mi alumna. Me parecía patético ser la jovencita que babea por el tío con estilo hippie.
Tu cigarrillo
tu parada despreocupada 
tu barba ni tan larga, ni tan corta. 
Perfecta.  
Miseria y borracha lucidez. 


Nunca supe por qué fumabas. Supongo que ya nunca lo sabré.
Cada vez que llegaba al edificio, me abrías sin preguntar ni mirar. Te dirigías hacia tu cuarto y yo esperaba sentada y arreglada a que tu hermana dejara a la niña en tu casa para darle las clases. No salías, no hablabas, no te veía durante el resto de la tarde. 

Juro que pude enamorarme de ti. Tan desgraciado eras.

Habían pasado ya suficiente para que me resignara a tu discreta indiferencia.
Yo llegué puntual como siempre. Al llegar Ariana, tú la llamaste y ella volvió a la sala a decirme que querías hablar conmigo. Me paré para ir a verte y ella me dijo no no, al final. Al terminar las dos horas de clase siempre me sentaba con Ariana a ver tus cuadros bizarros esperando a que la recogieran para así poder irme. Pero estaba ansiosa. No me había concentrado nada solo pensando en qué podría alguien como tú hablar con alguien como yo. 
Tú estabas ahí, siempre estabas ahí. De seguro era algo asociado a las clases. No mentiré. Me sentía fuera de contexto en aquella sala. 
Yo,
mi cartera de marca 
mis ojos secos.

Se fue y tú saliste. Me miraste descaradamente, sin pudor alguno. Y seguiste mirando, sonreí nerviosa. Pregunté qué pasa tratando de esconder mi mirada. Unos segundos luego, estabas más cerca de lo normal. Esa tarde me marché tarde, sonrojada, sofocada. Anduve todo el fin de semana perturbada por tu respiración en mi cuello.

A partir de las 6, me hablabas, nunca tu historia. Me hablabas de versos perdidos, de canciones demasiado viejas para mi edad. Hablabas, no sé si a mí, pero hablabas. Soñabas, hablabas del tiempo. Y yo que aún no sabía de él, comencé a preguntarme. Eran tardes eternas, llenas de misterio y tabaco de mala calidad.

Te gustaba el otoño pero no por lo de las hojas secas ni el color del fuego, no. Te gustaba por el sabor a ceniza, los días en blanco y negro, y ah! Te gustaba el viento.

Contigo siempre era otoño, casi, casi invierno. Llevabas siempre un pantalón holgado, la barba sin cortar y los ojos rotos. No tenías trabajo fijo, vivías de lo que podías o más bien de lo que se antojaba. Escuché por tu hermana que estudiabas diseño. Nunca te llegué a ver con un lápiz ni un papel. Llevabas lentes grandes, fuera de época, olías a humedad y humo. Nunca notaste mi perfume ni mis uñas de manicure. Creo que no te interesaba.


Yo te conté mi vida, te lloré mis ilusiones perdidas. Fuiste un cómplice, un testigo taciturno y mudo. Jamás comentaste, apenas te limitabas a mirarme de la manera en que nadie hasta ahora lo ha hecho. Yo hablaba porque me escuchabas, porque no me conocías, porque tu miseria me atraía silenciosamente.

Una noche después de muchas pláticas, te besé. Me correspondiste y tu beso llevaba tristeza, deseo, cenizas. Otoño. Nos besamos sobre tus sábanas gastadas. Esa fue la primera de muchas. Era yo la que siempre te buscaba la boca, la que te callaba mientras comparabas épocas literarias. Tú me besabas y me olías y tus manos paseaban. Desde entonces aprendía de tu desgracia poética y lo que significa que alguien te estudie. 

Juro que pude enamorarme de ti en aquella cama. 

No te cortaste el pelo ni te afeitaste. Seguías vistiendo el pantalón holgado y los polos caídos. Trataba de persuadirte para que compraras ropa decente. Pero tú eras miserablemente bello.

Creo que pudimos enamorarnos, 
no sé si tú, 
quizás yo.

Las últimas semanas te notaba perdido en tus pensamientos agrios y el cigarro. Ya casi no me mirabas y si lo hacías, eran ojos vacíos y ajenos. Ya no sabía qué hacía ahí. Fue el principio del fin. Intenté lucharte, hablarte, quererte. Pero no, ya no había caso, ya no estabas, no me veías.

Fueron horas de compulsiva desesperación por tratar de que me hablaras. Hasta que un día lo hiciste. Me pediste que me fuera. Te pregunté porqué y contestaste perdido y desgraciado que porque ya no me podías seguir viendo. No entendí y no pregunté más. Me quedé esperándote un momento queriendo que me detuvieras. Corría aire en la calle y pensaba en tu polo agujerado.

Entonces te fumé en un cigarro a tu nombre.
Te olvidé.



noviembre 17, 2011

Me abandonó


"Babe, I'm gonna leave you"
Led Zeppelin























Ayer una de mis versiones amenazó con abandonarme.
Me miraba al otro lado del espejo y me decía que era una malagradecida
Yo me estaba lavando los dientes así que apenas la escuché. Pero no tardó demasiado en repetir semejante amenaza. Quería dejarme. Lo haría si yo seguía evadiéndola.
Intenté calmarla, decirle alguna que otra mentira, una excusa patética por ejemplo.
Pero ya estaba decida, me dejaría.


Las versiones de mí gritan
Algunas ignoran
Otras simplemente se pierden.
En el espejo que multiplica somos infinitas, a veces creo que ninguna.


Pero una de ellas, ahora, me dejaría.
Argumentaba indiferencia y egoísmo.
Intenté hacerla razonar, pero mis otras versiones se pusieron celosas.
Ésta me dejaría.


Mi lógica se desvanecía en el espejo, ¿qué diablos me pasaba?
Una versión de mí decidía marcharse y mi creación mental se hacía agua.
Sara era apenas un nombre lejano
Me estaba perdiendo.
Una versión de mí me abandonaría.
Me dejaría.
Yo que lo esperaba desde siempre, no lo esperaba, no hoy.


Todos los símbolos no eran más que variables sin significado.
Todo perdía color.
Ella se iba.
Intenté gritarle
arañar su vestido
llorarle su presencia.


El maldito espejo…
En fin.


Hoy una versión de mí me abandonó.
Y yo, apenas supe si me dolió.

octubre 10, 2011

Don't trust me





















I.
No me des caricias, 
guarda las palabras suaves. 
No quiero tus promesas.
Piérdeme y no me encuentres. 
Deja que el deseo y la angustia trabajen en mí.
No necesito de acurrucos en la tarde, 
dame lo que te falta.
Miénteme como nunca y sácame de quicio. 
Lánzame lejos para que duela el golpe.
Hazme saber que estoy viva. 
No me busques, no quiero que lo hagas.
Aléjate e impídeme buscarte, encontrarte, quererte.
No me tomes la mano mientras caminamos, ignórame.
Cruza la calle, haz que te vea pero no te siga.


II.
Lánzame al abismo de tu voz
al dolor perpetuo.
Dame la oportunidad de extrañarte.
No quiero que me mires, mucho menos que me ames.
No quiero ese amor.
Vomita en mi boca palabras bruscas.
Llena mis pulmones de carbón. 
Con tiza traza el camino a mi destrucción.
Fúmame y no me hagas tuya. 
Llénate de rencor y recházame,
mírame a los ojos y come de mis entrañas, 
desecha mi corazón.


III.
Di que deseas a otra, niégame y abandóname.
Ódiame y no dejes de hacerlo.
Maldíceme y mátame. 
Quema mi ilusión, mis besos, mi cuerpo, mis pasos.
No guardes nada mío.
Desnúdate de lo que alguna vez tocaron mis dedos 
o hasta mis ojos a lo lejos. 
Desinféctate de mis complejos.
Vomítame hasta que no te quede ni una letra
No soy tuya, y si lo fui, te mentí.
Esto es lo que quiero que hagas de mí.
Bórrame, olvídame, quémame.
Pero por lo que más quieras,
No me creas.

septiembre 11, 2011

Gritar












Hoy me dieron ganas de gritar.

¿Me escuchas?















agosto 16, 2011

Lástima

Otra canción que alguna vez escuché.
Otro día martes.
Otro encuentro del desorden y la ansiedad.
Sí, es otra noche en búsqueda de algo.
Otra noche en la cual se acumulan en mi escritorio las lecturas pendientes, los post it naranjas garabateados con cosas urgentes, las llaves y una barra de snickers. Todo parece acumularse grotescamente. Veo llamadas por hacer, preguntas que no quiero responder, disculpas que no busco dar, mucho menos mendigar. Otra vez el reloj y el mal nacido despertador. Pajas mentales dan botes en mi cabeza, ya casi ni las escucho. Son como un zumbido molesto, parecido al de una mosca en la oreja a mitad de la noche. Intento espantarlas con un manotazo en el aire.

Otro día evitando toda interacción social, tanto ruido y tan poca música
Otro día agendado en mi impecable calendario. Casi me da asco.
Otro párrafo que escribí y que jamás voy a enviar. Se me van acumulando patéticamente y y o ni siquiera me digno a botarlas cuando ya están echas cartas, al menos darles una grata sepultura. Nee.
Otro paquete de palabras por devolver. Ya no me sirven.
Otro verso desperdiciado.
Otro cuento conocido. Me voy cansando de tanto círculo y camino que se repite.
Otro día tonto y flojo, lleno de gente pero igual de vacío, sin una buena conversación, un té, algo...
Otro otoño que se va. Una que otra frustración en el bolsillo.
Otra ironía agria en mi rostro incapaz de generar alguna sonrisa
Otro escrito que publicaré, casi me doy pena. Mis disculpas a quienes lean.

Más palabras que ya no quiero pero no devuelvo
Y de nuevo esa canción que creo haber escuchado antes
Lástima, no recuerdo cuándo.

junio 29, 2011

¿De qué hablamos?

Amor, amor, amor, amor, amor, amor… 
Y la palabra vuelve a nacer.

Amor que va y viene. Amor que se pierde. Amor que se encuentra. Amor ideal. Amor platónico. Amor desvirtuado. Amor doloroso. Amor egoísta. Amor perfecto. Amor correspondido. Amor fatal. Amor salvador. Amor incondicional. Amor, amor, amor…

Pero ¿de qué hablamos cuando hablamos de amor?

Amor para vivir y para morir. Pero, saben, hay algunos que se matan porque no pueden soportar la muerte en vida.

Hablamos de amor y nos llenamos los labios de palabras negras. Y saben, seguimos sin amar. De tanto hablar de amor olvidamos amar. De tanto gastar el infinitivo, de tanto inventar cuentos, razones, consuelos olvidamos que un verbo de nada sirve si no se conjuga. Y saben, no lo conjugan. Tanto miedo les da que el deseo se transforma en un lamento lejano, porque no lo tienen, porque no saben verlo, porque finalmente lo alejan.

No lo conocen. No lo conozco. Grito, lloro, ruego por conocerlo, encontrarlo. Las cercas crecen, el hielo se hace grueso. Y seguimos en nuestra fortaleza culpando a otros, llorando, auto justificándonos. Discursos tan gastados como papeles viejos que eventualmente se desvanecerán, perdiendo sus palabras. Discursos muy bien confeccionados en cuanto a su forma pero absolutamente vacíos en significado. Que mañana vendrá, que mañana no tendré miedo, que necesito tiempo, que ahora no puedo, que tengo que estar solo… que, que, que…   Y luego se los escucha anhelar con el amor. Pero ¿qué pensaron? ¿Que el amor vendría como un niño bonito, así sin más, a llenarlos de todo lo que les falta? Pero no entienden que de tanto hablar se les va el tiempo y las acciones? Y siguen creyendo que están creciendo, que están luchando. ¿Quién les mintió?

¿De qué hablamos cuando hablamos de amor?
¿De qué hablan cuando hablan de amor?

No hablan de nada. Sus palabras vomitadas carecen de todo significado. Carezco de significado casi siempre. Hablar de amor no es amar. Hablar de amor da la ilusión de amar pero lo que realmente hace alejar el concepto de su significado, alzar muros entre el sueño y la realidad. Pasean por su vida con sus gruesas palabras, cargando en sus espaldas todo lo que no ha sido. Un vía crucis con la cruz del amor pero sin él. Lo llaman en los café cuando se sientan a interrogar al cielo sobre el por qué y él cómo. Y no logran  verlo cuando pasa por la acera de en frente en la imagen de la pareja corriente. Ésa que se ha forjado en la cocina y las deudas, la enfermedad y esa casa sencilla. No. Siguen gastando las palabras de amor, buscando por buscar. Condenados a no encontrar.

De eso hablan cuando hablan de amor.

Hablan de palabras que hablan de palabras que hablan de conceptos pero que jamás hablan de amor. Pues antes de hablar de amor hay que conjugarlo, vivirlo. Y luego, hablemos de amor.

De qué hablamos cuando hablamos de amor…

Hablamos de querer hablar de amor.
Yo digo que aprendamos a amar, aprendamos de amor para hablar de él.


junio 10, 2011

Pay attention, please.

Voy a cerrar los ojos, por tu bien y por el mío
Voy a imaginar que todo es mi limitada imaginación
Voy a quitarme esta reciente y mala costumbre de esperarte afuera del 211, este pensamiento maldito de creer que como las casualidades fueron inmensas, lo seguirán siendo y que coincidiremos en un beso así porque sí. 
Voy a salir a caminar y mojarme y no mirar atrás, adelante o más allá por si finalmente tu ceja se digna a volver a mi rincón lleno letras y traducciones.
Voy a obligarme a perderte más tarde, entre el módulo 3, 4 y 5 y las cajas de Vizzio. 
(¡No digas que no te lo dije!)
Voy a dejarte entre tus kilómetros y tu ingeniería. 
Voy a renacerme y soñarme, soñarme como la mujer que te dejó de anhelar
Voy a joderme la vida, esta vez sí por mí. 
Voy a desterrarte con el deseo empuñado y las ganas en sepia tan segura de que sólo quedarás en el recuerdo de mis jeans rotos y descoloridos y en mis anillos.
Voy a perderme todas las mañanas, de lunes a viernes, de siete a nueve.
Voy a dejar de desear tenerte voy a dejar mi blusa azul y mi cuaderno negro. 
Voy a desvivirme y a desmorirme con los writtings 
Voy a tomar el ascensor hasta el primer piso de corrido y ya no contigo. 



mayo 27, 2011

Como la Mujer Maravilla, pero en versión depresiva

Debería salir a caminar, leer algo quizás, dormir un poco.. 
Pero no. Yo NECESITO escribir. 



Tengo algo atragantado en los dedos y en la garganta. Algo que necesita salir. Tengo en el pecho algo contraído por un golpe bajo a mis esperanzas. Ayer quise llorar todo el día. Llorar porque era día, llorar porque era tarde, llorar. No sé. ¡Llorar!
Sentí raramente como si estuviera atrasada aunque no llegué tarde a nada. Voy atrasada a algo. No sé. Tarde. Hay algo, algo que no logro poner en versos ni que rime ni sacarle brillo, pulirlo para que sea entendido.
Ayer garabateé mil veces cosas que mil veces borré. Ayer grité pero nadie me escuchó. Grité porque no sabía callar. Y callé porque nadie me escucharía gritar. Caminé entre un gentío de formas tamaños y colores, en sentido contrario nadie me veía. Fui transparente.
Tengo mucho en la carne y poco en donde debería tener. Mucho lenguaje para poca materia; demasiada ficción para tan mala realidad. Mucho desespero para una espera que nunca me esperó. Y tantas cartas para ningún lector. Y sí, debería leer, salir a caminar, dormir pero hay algo que necesito escribir, pero no escribo lo que debo y me frustra. Ayer tenía mucho para decir, pero andaba caminando sin vida, sin rumbo y contaba historias mentalmente. En realidad, digo mucho para decir muy poco. Son muchos mis artilugios para tan pocas magias y tantos maquillajes para tan poco teatro.
Hace ya mucho que no me sentía tan abajo, tan encima y tan al margen. Quizás hoy soy invisible, o quizás haré mi viaje al infierno. Ese que hago discontinuamente cuando el viento no vuela pero saca a los locos de su jaula para que vuelen...


Y hoy… hoy siento que voy a volar.

mayo 15, 2011

Let me fly away







Un día me preguntaste si te quería, yo me reí. Pero aquellos tiempos eran los palpables, ahora no son más que polvo. Aunque hace un instante, todo adquirió una visión distinta, como si el mundo fuera un cómic, una cámara lenta, casi estática.

Supongo que se debe al cambio de frecuencia de mis propios sentidos. Mi conocimiento sensible parece disminuido, la analogía «estímulo-respuesta» se perdió al contestar el teléfono y escuchar tu nombre y pensar ridículamente que podías ser tú. Supongo que aún queda, no poco sino bastante esperanza.

¿Por qué te cuento esto? No sé.

Debo decirte que me siento, no sé si feliz (aquel calificativo me asusta) pero sí más cómoda en mi piel. Desde que perdimos comunicación, me gusta jugar a imaginar tu vida, el cómo transcurre e inventar historias. A veces me gustaba hablarte como se le habla a un ciego, a una sombra, a mi propia esquizofrenia. 


Yo sé que en algún fragmento de tiempo volverás


Y entonces como es apropiado o quizás no, te voy a abrazar largamente. Y sentir tu olor y reconocerlo, y reconocerme cuando me abrazas y se distingue tu alta estatura y la mía empequeñecida. Te he dicho tantas cosas durante nuestra corta existencia (la existencia de un nosotros) que quizás esto sea un grano más en un inmenso granel. Pero como siempre, lo digo sin pensar. Podría decirte que te quiero, que es cierto, pero supongo lo sabes de sobra y quizás yo ya no necesito decírtelo para que sea real. Claro, aún me cuestiono el porqué te quiero, o es que no te quiero y me gusta pensar que sí te quiero. No quiero alargar mi confusión.