diciembre 01, 2012

Av. Javier Prado


No necesariamente de poemas vive el amor.
Vive y ya.
Ya estamos viviéndolo y responde a cabezas huecas.
Se quedan huecas para no pensar en más.

Estamos dos. Estamos cerca. Estamos. Estar. Tar de mí, tar de él, tar de los dos.
Tardes con él. Él en la tarde, luego lo vi.

Saber a mar también es revolcarse en las olas que no te dicen chau.
Saber amar también es revolcarse en las sábanas que no te dicen chau.

Convierte las horas en 11:11, sus palabras atraviesan el cielo del cerebro y pides un deseo.
Soy de su deseo y él es de Seo.
Entonces, soy floja y cursi.
Floja porque no quiero salir, cursi porque no quiero salir sino es para verlo a él.

Me divierte, aprendo y me encanta. Me encanta como me ve.
Me ve. Es un decir, porque el me atraviesa, me toca y cual rey Midas, me cambia.
Mi cuerpo se vuelve oro, otro, otro y así.
Se necesita ser quien soy para poder escribir esto sin el mínimo respeto al qué dirán

Es que te tengo ganas, las tengo. Te tengo admiración. 
Te tengo estancado como la carne en los dientes, como mosquito en la piel
Un desatorador por favor.

Tómame como sopa de letras. Arma las palabras y descubre qué dice:
Amote, tamoe, temoa, meato, omtea, metoa, que rico estás, temae, te doy.

Ven un ratito. 
Ven otro más.
Solo ven.

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