junio 29, 2011

¿De qué hablamos?

Amor, amor, amor, amor, amor, amor… 
Y la palabra vuelve a nacer.

Amor que va y viene. Amor que se pierde. Amor que se encuentra. Amor ideal. Amor platónico. Amor desvirtuado. Amor doloroso. Amor egoísta. Amor perfecto. Amor correspondido. Amor fatal. Amor salvador. Amor incondicional. Amor, amor, amor…

Pero ¿de qué hablamos cuando hablamos de amor?

Amor para vivir y para morir. Pero, saben, hay algunos que se matan porque no pueden soportar la muerte en vida.

Hablamos de amor y nos llenamos los labios de palabras negras. Y saben, seguimos sin amar. De tanto hablar de amor olvidamos amar. De tanto gastar el infinitivo, de tanto inventar cuentos, razones, consuelos olvidamos que un verbo de nada sirve si no se conjuga. Y saben, no lo conjugan. Tanto miedo les da que el deseo se transforma en un lamento lejano, porque no lo tienen, porque no saben verlo, porque finalmente lo alejan.

No lo conocen. No lo conozco. Grito, lloro, ruego por conocerlo, encontrarlo. Las cercas crecen, el hielo se hace grueso. Y seguimos en nuestra fortaleza culpando a otros, llorando, auto justificándonos. Discursos tan gastados como papeles viejos que eventualmente se desvanecerán, perdiendo sus palabras. Discursos muy bien confeccionados en cuanto a su forma pero absolutamente vacíos en significado. Que mañana vendrá, que mañana no tendré miedo, que necesito tiempo, que ahora no puedo, que tengo que estar solo… que, que, que…   Y luego se los escucha anhelar con el amor. Pero ¿qué pensaron? ¿Que el amor vendría como un niño bonito, así sin más, a llenarlos de todo lo que les falta? Pero no entienden que de tanto hablar se les va el tiempo y las acciones? Y siguen creyendo que están creciendo, que están luchando. ¿Quién les mintió?

¿De qué hablamos cuando hablamos de amor?
¿De qué hablan cuando hablan de amor?

No hablan de nada. Sus palabras vomitadas carecen de todo significado. Carezco de significado casi siempre. Hablar de amor no es amar. Hablar de amor da la ilusión de amar pero lo que realmente hace alejar el concepto de su significado, alzar muros entre el sueño y la realidad. Pasean por su vida con sus gruesas palabras, cargando en sus espaldas todo lo que no ha sido. Un vía crucis con la cruz del amor pero sin él. Lo llaman en los café cuando se sientan a interrogar al cielo sobre el por qué y él cómo. Y no logran  verlo cuando pasa por la acera de en frente en la imagen de la pareja corriente. Ésa que se ha forjado en la cocina y las deudas, la enfermedad y esa casa sencilla. No. Siguen gastando las palabras de amor, buscando por buscar. Condenados a no encontrar.

De eso hablan cuando hablan de amor.

Hablan de palabras que hablan de palabras que hablan de conceptos pero que jamás hablan de amor. Pues antes de hablar de amor hay que conjugarlo, vivirlo. Y luego, hablemos de amor.

De qué hablamos cuando hablamos de amor…

Hablamos de querer hablar de amor.
Yo digo que aprendamos a amar, aprendamos de amor para hablar de él.


junio 10, 2011

Pay attention, please.

Voy a cerrar los ojos, por tu bien y por el mío
Voy a imaginar que todo es mi limitada imaginación
Voy a quitarme esta reciente y mala costumbre de esperarte afuera del 211, este pensamiento maldito de creer que como las casualidades fueron inmensas, lo seguirán siendo y que coincidiremos en un beso así porque sí. 
Voy a salir a caminar y mojarme y no mirar atrás, adelante o más allá por si finalmente tu ceja se digna a volver a mi rincón lleno letras y traducciones.
Voy a obligarme a perderte más tarde, entre el módulo 3, 4 y 5 y las cajas de Vizzio. 
(¡No digas que no te lo dije!)
Voy a dejarte entre tus kilómetros y tu ingeniería. 
Voy a renacerme y soñarme, soñarme como la mujer que te dejó de anhelar
Voy a joderme la vida, esta vez sí por mí. 
Voy a desterrarte con el deseo empuñado y las ganas en sepia tan segura de que sólo quedarás en el recuerdo de mis jeans rotos y descoloridos y en mis anillos.
Voy a perderme todas las mañanas, de lunes a viernes, de siete a nueve.
Voy a dejar de desear tenerte voy a dejar mi blusa azul y mi cuaderno negro. 
Voy a desvivirme y a desmorirme con los writtings 
Voy a tomar el ascensor hasta el primer piso de corrido y ya no contigo.