marzo 11, 2012

Boulevard Deseo


Nos ubicamos en nuestra mesa a charlar hasta que la música empieza. Me paro y te busco entre la multitud de colores. Te busco con todos mis sentidos y más con mis piernas. No te veo aún, pero mis ojos divisan otro par, de un negro que hipnotizan, que no dejan de mirarme. Dejo que el deseo se concentre un segundo en él, haciéndole saber que esta noche es para disfrutar así que me le pierdo.


"Esta noche te veré". Me lo propuse apenas entré.  
Dejo que la música me lleve, que me tome y me posea.


Quiero encontrarte.


El sonido me adentra en el pecho y los labios desconocidos me tientan. Comienzo a sentir cada nota, a saltar con la gente.  La euforia me recorre la espalda y me nubla la vista. Ahora solo siento el bit rítmico en mis pies.


Necesito encontrarte. 


Me fundo en el calor y las sensaciones. Hay un deseo conocido que se acerca por detrás de mi oreja. Una potencialidad. El par de ojos me hipnotizan de nuevo. "Ya te encontraré" me digo a mi misma, mientras juego con el deseo que está ahora enfrente mío. Lo identifico con los dedos con las manos con el cuerpo. Me desviste con la mirada al tiempo que la música lo hace también.


¿Debo encontrarte?


La noche sigue cargada de aire caliente. Bailes, copas, voces. Estoy cargada de electricidad en cada centímetro de la piel. Me olvido del porqué de encontrarte.


Salgo de la pista de baile con el par de ojos encontrándome nuevamente. En medio de la adrenalina colectiva veo más allá de sus ojos. Decido que esta noche será él y no más tú. No lo sabe, pero lo sabrá. Le sonrío por primera vez y me la devuelve. Todo está listo. 


Se acerca, me dejo acercar, y dos canciones más tarde somos dos desconocidos entrelazando miradas, bailes, conociendo las líneas de nuestras manos, manos que no se envolverán más acabada la música. Le confieso al oído que no era él lo yo que buscaba, que creo en las cosas inesperadas. Sonríe y hurga con la punta de los dedos mi cintura posando su aliento en mi oreja.


Pareciese que la música no acabara nunca.
Pareciese que estaba destinada a no encontrar al rockero. 
Pareciese que esos momentos eran para el otro. Al menos aquella noche.