mayo 27, 2011

Como la Mujer Maravilla, pero en versión depresiva

Debería salir a caminar, leer algo quizás, dormir un poco.. 
Pero no. Yo NECESITO escribir. 



Tengo algo atragantado en los dedos y en la garganta. Algo que necesita salir. Tengo en el pecho algo contraído por un golpe bajo a mis esperanzas. Ayer quise llorar todo el día. Llorar porque era día, llorar porque era tarde, llorar. No sé. ¡Llorar!
Sentí raramente como si estuviera atrasada aunque no llegué tarde a nada. Voy atrasada a algo. No sé. Tarde. Hay algo, algo que no logro poner en versos ni que rime ni sacarle brillo, pulirlo para que sea entendido.
Ayer garabateé mil veces cosas que mil veces borré. Ayer grité pero nadie me escuchó. Grité porque no sabía callar. Y callé porque nadie me escucharía gritar. Caminé entre un gentío de formas tamaños y colores, en sentido contrario nadie me veía. Fui transparente.
Tengo mucho en la carne y poco en donde debería tener. Mucho lenguaje para poca materia; demasiada ficción para tan mala realidad. Mucho desespero para una espera que nunca me esperó. Y tantas cartas para ningún lector. Y sí, debería leer, salir a caminar, dormir pero hay algo que necesito escribir, pero no escribo lo que debo y me frustra. Ayer tenía mucho para decir, pero andaba caminando sin vida, sin rumbo y contaba historias mentalmente. En realidad, digo mucho para decir muy poco. Son muchos mis artilugios para tan pocas magias y tantos maquillajes para tan poco teatro.
Hace ya mucho que no me sentía tan abajo, tan encima y tan al margen. Quizás hoy soy invisible, o quizás haré mi viaje al infierno. Ese que hago discontinuamente cuando el viento no vuela pero saca a los locos de su jaula para que vuelen...


Y hoy… hoy siento que voy a volar.

mayo 15, 2011

Let me fly away







Un día me preguntaste si te quería, yo me reí. Pero aquellos tiempos eran los palpables, ahora no son más que polvo. Aunque hace un instante, todo adquirió una visión distinta, como si el mundo fuera un cómic, una cámara lenta, casi estática.

Supongo que se debe al cambio de frecuencia de mis propios sentidos. Mi conocimiento sensible parece disminuido, la analogía «estímulo-respuesta» se perdió al contestar el teléfono y escuchar tu nombre y pensar ridículamente que podías ser tú. Supongo que aún queda, no poco sino bastante esperanza.

¿Por qué te cuento esto? No sé.

Debo decirte que me siento, no sé si feliz (aquel calificativo me asusta) pero sí más cómoda en mi piel. Desde que perdimos comunicación, me gusta jugar a imaginar tu vida, el cómo transcurre e inventar historias. A veces me gustaba hablarte como se le habla a un ciego, a una sombra, a mi propia esquizofrenia. 


Yo sé que en algún fragmento de tiempo volverás


Y entonces como es apropiado o quizás no, te voy a abrazar largamente. Y sentir tu olor y reconocerlo, y reconocerme cuando me abrazas y se distingue tu alta estatura y la mía empequeñecida. Te he dicho tantas cosas durante nuestra corta existencia (la existencia de un nosotros) que quizás esto sea un grano más en un inmenso granel. Pero como siempre, lo digo sin pensar. Podría decirte que te quiero, que es cierto, pero supongo lo sabes de sobra y quizás yo ya no necesito decírtelo para que sea real. Claro, aún me cuestiono el porqué te quiero, o es que no te quiero y me gusta pensar que sí te quiero. No quiero alargar mi confusión.