mayo 15, 2011

Let me fly away







Un día me preguntaste si te quería, yo me reí. Pero aquellos tiempos eran los palpables, ahora no son más que polvo. Aunque hace un instante, todo adquirió una visión distinta, como si el mundo fuera un cómic, una cámara lenta, casi estática.

Supongo que se debe al cambio de frecuencia de mis propios sentidos. Mi conocimiento sensible parece disminuido, la analogía «estímulo-respuesta» se perdió al contestar el teléfono y escuchar tu nombre y pensar ridículamente que podías ser tú. Supongo que aún queda, no poco sino bastante esperanza.

¿Por qué te cuento esto? No sé.

Debo decirte que me siento, no sé si feliz (aquel calificativo me asusta) pero sí más cómoda en mi piel. Desde que perdimos comunicación, me gusta jugar a imaginar tu vida, el cómo transcurre e inventar historias. A veces me gustaba hablarte como se le habla a un ciego, a una sombra, a mi propia esquizofrenia. 


Yo sé que en algún fragmento de tiempo volverás


Y entonces como es apropiado o quizás no, te voy a abrazar largamente. Y sentir tu olor y reconocerlo, y reconocerme cuando me abrazas y se distingue tu alta estatura y la mía empequeñecida. Te he dicho tantas cosas durante nuestra corta existencia (la existencia de un nosotros) que quizás esto sea un grano más en un inmenso granel. Pero como siempre, lo digo sin pensar. Podría decirte que te quiero, que es cierto, pero supongo lo sabes de sobra y quizás yo ya no necesito decírtelo para que sea real. Claro, aún me cuestiono el porqué te quiero, o es que no te quiero y me gusta pensar que sí te quiero. No quiero alargar mi confusión.




 

1 comentario:

  1. el amor, al igual que el dolor, es un sentimiento más, mientras que la obsesión la pone uno.

    Saludos

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