mayo 04, 2014

Cese de fuego

Hay días en que me despierto preguntándome por qué dejaré tanto espacio al lado izquierdo de mi cama. Me gusta más leer libros prestados que los míos, pero lo que me produce más culpa es seguir comprándolos. Hay días en que me despierto asustada, alarmada. Hay días en que no me despierta ni un misil. No soporto mucho rato desnuda ante el espejo. Dormir a diario me está volviendo una persona menos cruel. Si el clima es lo suficientemente frío, el mejor lugar para pensar qué diablos hacer con tu vida es bajo el edredon. Hay días en que se me antojaría internarme en una clínica de rejuvenecimiento por el tiempo que sea necesario para volver a tener 14 años y ser de nuevo un poco virgen. A veces me compro juguetes extraños, cartas del Tarot y todo tipo de cojudeces inservibles. A veces compro un regalo para uno, pero se lo entrego al otro. Casi siempre compro regalos sin saber para quién son. Cuando deseo a alguien con demasiada intensidad, casi siempre significa que, dentro de un rato, voy a desear intensamente que se vaya. Siempre he pensado que sería muy feliz en Inglaterra. 


Tengo un amigo que me ama y su nombre no es Jesús. Tengo varios ex romances fugaces pero ninguno como Fer. A ti no te importa quién es Fer. Él es alguien a quien el saco le queda grande, pero el mundo le queda chico. Cada que pienso en matrimonio me imagino cuarentona pero con un vestido hermoso. Si yo fuera homosexual, me gustaría tener una chica coqueta. Si yo fuera hombre, me gustaría ser mujeriego. Me incomodan profundamente los lugares donde se tiene que ir vestida formal para almuerzos supuestamente casuales porque me obligan a disimular que me llega al huevo las cosas formales. Hay dias en que me encuentro aburrida y le escribo a alguien a quien en realidad no quiero escribir y termino arrepintiendome porque bueno, estaba aburrida y me repito que no lo vuelvo hacer. 


Puedo golpear brutalmente al mozo que me sirve el Lomo saltado con excesivo jugo. Suelo evadir eventos pasados que se cuelan en conversaciones. Salí con el primo de mis medios hermanos, doce años mayor que yo. Me aburrí a las semanas de descubrir que no era tan misterioso como lo pensaba. Me aburrí de su chibolada forzada. Nunca sé cuánta plata me queda a fin de mes. Puedo vivir varios meses ininterrumpidos de ensalada de verduras y pollo. He pensado que no hay razón para comer arroz blanco todos los días. He decidido a partir del próximo mes no volver a comer arroz blanco nunca más. Llevo varios años buscando un reloj de pulsera que realmente me guste y no lo encuentro. En realidad no me gustan los relojes. Pelearme con amigos me enternece tanto como reconciliarme. El resto de cosas me aburren. Últimamente dejo todo a la mitad y me largo a dormir. Me gusta levantarme a media noche a comer alguna porquería de la refrigeradora y sentarme en la cama a ver alguna película en blanco y negro. Mis cumpleaños me aterran. A decir verdad, me aterra la actitud de los demás esos días. La emocion forzada. El otro dia subio al bus un niño desnutrido y le di diez soles. Se los di envueltitos y bajé corriendo en el bus detenido para que no me agradezca y me haga sentir buena. Creo que lo más cerca que he estado de ser buena ha sido inscribirme en una colecta para techos. Creo que lo más cerca que he estado de hacer lo correcto es callándome a tiempo. Creo lo más cerca que he estado de firmar un cese de fuego conmigo misma debe ser haber escrito esta canción sin ton ni son.