octubre 13, 2015

Hablemos de poesía

Creo que siempre es bueno hablar de poesía,
incluso ahora que dicen es tiempo de estudiar, que debería estar estudiando.
Supongo que cuando menos lo pienso más vida encuentro en el trabajo aquel de escribir.
A regañadientes me hago el tiempo que no poseo.


Debería escribir más, garabatear más adjetivos, conjugar más verbos.
Con los números mi lenguaje se estrecha, lo siento hacerse cada vez más pobre y limitado.
No recuerdo la última vez que aprendí una palabra nueva.


Escribo, leo y hablo todo el día.
Pero no escribo realmente, no leo como debería leer ni hablo como pienso que debería hablar.
Aprendo de otros pero me quedo siempre con un vacío, queriendo convertirme en lo siento que debo ser.


Abro y manoseo hojas empastadas.
Olvido ordenarme, manosear mi existencia.
Con suerte me encuentro a gusto entre historias escritas.
Pero a veces se me adormece el órgano literario, la poesía huye atemorizada de un miedo absurdo.


Quizás tiene miedo de entrar a mi álbum. Creo que hace bien. 
Que corra rápido nomás.


Yo me quedo aquí intentado ser ésa que en sueños veo, 
intentando hacerme un poco más carne, un poco más open mind 
y un poco más la mujer que sueño ser.


Ay poesía, si huyes, no olvides dejar migajas de verbos en el camino. 
No me quites mi derecho legítimo y déjame un día incierto llegar a ti 
y ser ésa que te ame por los siglos de los siglos, amén.