octubre 13, 2015

Hablemos de poesía

Creo que siempre es bueno hablar de poesía,
incluso ahora que dicen es tiempo de estudiar, que debería estar estudiando.
Supongo que cuando menos lo pienso más vida encuentro en el trabajo aquel de escribir.
A regañadientes me hago el tiempo que no poseo.


Debería escribir más, garabatear más adjetivos, conjugar más verbos.
Con los números mi lenguaje se estrecha, lo siento hacerse cada vez más pobre y limitado.
No recuerdo la última vez que aprendí una palabra nueva.


Escribo, leo y hablo todo el día.
Pero no escribo realmente, no leo como debería leer ni hablo como pienso que debería hablar.
Aprendo de otros pero me quedo siempre con un vacío, queriendo convertirme en lo siento que debo ser.


Abro y manoseo hojas empastadas.
Olvido ordenarme, manosear mi existencia.
Con suerte me encuentro a gusto entre historias escritas.
Pero a veces se me adormece el órgano literario, la poesía huye atemorizada de un miedo absurdo.


Quizás tiene miedo de entrar a mi álbum. Creo que hace bien. 
Que corra rápido nomás.


Yo me quedo aquí intentado ser ésa que en sueños veo, 
intentando hacerme un poco más carne, un poco más open mind 
y un poco más la mujer que sueño ser.


Ay poesía, si huyes, no olvides dejar migajas de verbos en el camino. 
No me quites mi derecho legítimo y déjame un día incierto llegar a ti 
y ser ésa que te ame por los siglos de los siglos, amén.

marzo 08, 2015

Perks

La vida es un circo de historias de amor. 
Y mirar hacia atras en la vida es recolectar todas esas palabras que hemos entregado y recibido. 
Intenté catalogarlas desde mis recuerdos, hacer un inventario de ellas 
pero todas las palabras son muchas y a la vez ningunas.

Sin mucha sorpresa (quizas porque siempre lo supe) descubri que seguian vivas
que sin importar cuanto tiempo llevaban encarceladas, no estaban del todo olvidadas.

Recordé lo hermosas que eran y lo desgarradoras que llegaban a ser, 
casi como el grito de un primer sexo. 

Encontré las que parecieron ser eternas y las que fueron como mariposas. 
Habia para todas las estaciones y para cada momento y lugar. 
Encontré las de mi juventud más joven, coquetas frescas y tan despreocupadas. 
Por otro lado estaban las que se pasean entre odio y amor, entre desconsuelo y esperanza
a las doble sentido y hechiceras. 
A la defensiva vi a las guerreras,
que al mismo tiempo han sido las más heridas, las que he abandonado más tiempo.

Tantas palabras como vida.
Me hicieron pensar que quizás he amado mejor con las palabras, 
que tal vez, solo tal vez, he amado siempre en ellas. 
Pero obviamente , ellas no me han amado a mi.

Palabras para conquistar. Para olvidar. Para comer y para envenenar. 
Palabras para cruzarnos con otras palabras y palabras para inventar más.
Como sea. Hoy he regresado a ellas con esperanza de que un dia no muy lejano ellas decidan volver a mi tambien.

agosto 21, 2014

I like the way he smokes his cigarettes


Él llega a verme y yo me rio
lleva la chaqueta de cuero de cuando lo conoci y el motor encendido
se apoya como quien no le importa y me dice vámonos?
no sé a donde quiere ir pero voy

se rie fuerte y lento con su garganta de rockero joven
yo estoy toda maquillada y me siento diva lo sigo
no me importa donde quiera ir

Enciende la radio y suena una cancion conocida
me suelto el pelo bajo la ventana y me creo libre

El olor a cuero me tiene transtornada
el aire me marea
Llegamos a algún lugar con musica fuerte y luces parpadeantes

Más tarde me dice una mentira
de esas que se que me ha dicho mil veces antes en algun lugar muy identico a ese
me dice algo asi como que soy la mujer más linda del mundo
me lo dice con la mirada embobada  y la lengua ligera

Que le gustan mis ojos, tan negros y brillantes
yo flasheo porque ya he oido eso en otra parte
sacudo la cabeza como sacudiendome las ideas

Prende un cigarrillo y esta vez no puedo evitarlo
me lanzo a su boca, lo beso con ganas porque me acuerdo de él
no de él sino del otro
del otro al que le cae tan bien prender cigarros
me gustaria que estuviera conmigo pero está él y no el otro

Me mira de reojo y me pregunta si me acuerdo de canserbero
recuerdo las tantas canciones que aprendi al estar con él
las que solo memoricé por gusto
se pone a cantar alguna y me parece que todo es muy injusto

Nos despedimos. Me dice que me quiere
siento como si me lanzara las palabras a ver si puedo alcanzar una.
Y  ya no sé que hacer porque finalmente soy incapaz de no responder
Yo también. Aunque falso y aunque frio, yo también.

Lo veo irse con su chaqueta de cuero y prendiendo otro cigarro
me quedo sabiendo que no lo veré más
Y ya no sé que hacer si no deja de sonar r u mine?

agosto 12, 2014

Modo Sara

"Quiero estar contigo.
O sea, no acá, sino viéndote en este instante. no te asustes
Sin tomar, tranquila y yo hablándote sin trago alguno para estar a la par..."

julio 25, 2014

Yesterday

Y ya ni sé como pasó. Si fue él, si fui yo, si fueron ellos. Qué sé yo. Creo que en este punto ya ni me interesa saber. Saber por que? para que entender? apenas me queda un desorientado recuerdo, un historia novelada con sabor a novela rosa, que casi ni se parece a lo que fue. Eso apenas. 
Está lloviendo. Hace frio, un invierno frio. Ha tardado demasiado en llegar.
Será que no me importa? No lo sé. Olvidé. Qué terrible no? Nuevamente, el olvido. Casi lo había olvidado yo también. Pero al parecer su memoria era prodiga y la mía demasiado frágil y desaliñada.
Ya no recuerdo.Y no me angustia. No. No siento, simplemente.
Supongo que los extremos son más hermanos que los medios. 
Y si antes gritaba locura y desesperación, hoy ya no siento.Y es que él tampoco lo hace. Y no me importa saber por qué ni en qué momento todo se sucedió. No me interesa. Cuando hablé y él no escuchó, y yo grité todavía más fuerte y él siguió sin enterarse. Entonces ahi yo dejé de interesarme. Simplemente olvidé.
Me pasa a veces por las mañanas cuando aún el sueño se cuela por entre mis ropas tropezarme con algun indicio, alguna pista tonta, un recordatorio agrio de tanta espera. Pero apenas eso, apenas eso.
Miro mi recuerdo tirado en el piso y nisiquiera me digno a levantarlo del suelo, sacarlo del camino. Ni siquiera. Olvidé las palabras que hablaban de él, me volvi analfabeta, muda. Y no me importó.
El chhocolate de la mañana siguió siendo dulce y tibio. Mis días siguieron sucediéndose y comiendose los unos a los otros, como cualquier día, en cualquier tiempo.
Y hoy sigo encendiendo cigarrillos y apagandolos, escuchando llover lejanamente.
Sí, ya no sé como pasó.
Si es que alguna vez pasó, quizas fue otra ilusión entre el sueño y la vigilia.
Sí, un fantasma demasiado real para ser verdad.
Pero ya lo olvidé.
Qué pena. Quizás debería agitar un blanco pañuelo y gritar adios, por si acaso fuese verdad y los adioses quedaron en el tendedero. No quisiera irme sin despedirme, aunque no recuerde de donde me fui, si es que me fui.

mayo 04, 2014

Cese de fuego

Hay días en que me despierto preguntándome por qué dejaré tanto espacio al lado izquierdo de mi cama. Me gusta más leer libros prestados que los míos, pero lo que me produce más culpa es seguir comprándolos. Hay días en que me despierto asustada, alarmada. Hay días en que no me despierta ni un misil. No soporto mucho rato desnuda ante el espejo. Dormir a diario me está volviendo una persona menos cruel. Si el clima es lo suficientemente frío, el mejor lugar para pensar qué diablos hacer con tu vida es bajo el edredon. Hay días en que se me antojaría internarme en una clínica de rejuvenecimiento por el tiempo que sea necesario para volver a tener 14 años y ser de nuevo un poco virgen. A veces me compro juguetes extraños, cartas del Tarot y todo tipo de cojudeces inservibles. A veces compro un regalo para uno, pero se lo entrego al otro. Casi siempre compro regalos sin saber para quién son. Cuando deseo a alguien con demasiada intensidad, casi siempre significa que, dentro de un rato, voy a desear intensamente que se vaya. Siempre he pensado que sería muy feliz en Inglaterra. 


Tengo un amigo que me ama y su nombre no es Jesús. Tengo varios ex romances fugaces pero ninguno como Fer. A ti no te importa quién es Fer. Él es alguien a quien el saco le queda grande, pero el mundo le queda chico. Cada que pienso en matrimonio me imagino cuarentona pero con un vestido hermoso. Si yo fuera homosexual, me gustaría tener una chica coqueta. Si yo fuera hombre, me gustaría ser mujeriego. Me incomodan profundamente los lugares donde se tiene que ir vestida formal para almuerzos supuestamente casuales porque me obligan a disimular que me llega al huevo las cosas formales. Hay dias en que me encuentro aburrida y le escribo a alguien a quien en realidad no quiero escribir y termino arrepintiendome porque bueno, estaba aburrida y me repito que no lo vuelvo hacer. 


Puedo golpear brutalmente al mozo que me sirve el Lomo saltado con excesivo jugo. Suelo evadir eventos pasados que se cuelan en conversaciones. Salí con el primo de mis medios hermanos, doce años mayor que yo. Me aburrí a las semanas de descubrir que no era tan misterioso como lo pensaba. Me aburrí de su chibolada forzada. Nunca sé cuánta plata me queda a fin de mes. Puedo vivir varios meses ininterrumpidos de ensalada de verduras y pollo. He pensado que no hay razón para comer arroz blanco todos los días. He decidido a partir del próximo mes no volver a comer arroz blanco nunca más. Llevo varios años buscando un reloj de pulsera que realmente me guste y no lo encuentro. En realidad no me gustan los relojes. Pelearme con amigos me enternece tanto como reconciliarme. El resto de cosas me aburren. Últimamente dejo todo a la mitad y me largo a dormir. Me gusta levantarme a media noche a comer alguna porquería de la refrigeradora y sentarme en la cama a ver alguna película en blanco y negro. Mis cumpleaños me aterran. A decir verdad, me aterra la actitud de los demás esos días. La emocion forzada. El otro dia subio al bus un niño desnutrido y le di diez soles. Se los di envueltitos y bajé corriendo en el bus detenido para que no me agradezca y me haga sentir buena. Creo que lo más cerca que he estado de ser buena ha sido inscribirme en una colecta para techos. Creo que lo más cerca que he estado de hacer lo correcto es callándome a tiempo. Creo lo más cerca que he estado de firmar un cese de fuego conmigo misma debe ser haber escrito esta canción sin ton ni son.

marzo 13, 2014

Volver

De tanto en tanto, me gustaría volver, no para volver, 
simplemente para echar un vistazo a lo que fue, a lo que era.
De tanto en tanto, pienso que el tiempo nada tiene que ver con el tiempo.
Yo sigo estando allí, de donde insisten que me fui, y estoy aquí donde yo niego que he venido.
Que todo tiempo pasado fue mejor alegan algunos, y yo me siento en la orilla de un tiempo que por mucho que lo interrogo no logra dar con lo mejor o lo peor.
Que muchas historias podrían ser la mejor historia, que a veces basta una, pero ¿qué hago con tanta historia que espera ser?
No me gusta volver pero vuelvo. No me gusta mucho llorar pero lloro. Pero sobre todo, no me gusta hablar pero hablo.
Creo firmemente que hablar es trastornar los tiempos. Hablar es ese conjuro mal confeccionado, ese traje de novia muerta demasiado pronto.
Y claro, de tanto en tanto me pasa preguntarme qué sería de mí si vuelvo y descubro que he dejado de cantar por la noche y de llorar por la mañana.

enero 21, 2014

Mil Personas

“El amor es una forma de prejuicio. Amamos lo que necesitamos, amamos lo que nos hace sentirnos bien, amamos lo que es conveniente. ¿Cómo puedes decir que amas a una persona cuando hay diez mil personas en el mundo a las que amarías más si llegases a conocerlas? 
Pero nunca las conoceremos.”

— Bukowski.

diciembre 19, 2013

Bestias

Hoy, muchos millones de horas después, haciendo la colecta pública de mis recuerdos, jugando a desarmar el mapa de mis afectos, me encuentro con esta escena y sé que fue la peor hasta el momento.
Yo tenía diecisiete, y aunque lo negaba, estaba loca. A esa noche le siguieron muchas otras.
Aprendí a ser amante y pronto me transformé en la trapecista suicida del acto tres. Personaje burlesco del circo que montábamos dos veces por semana – era negociable- cuando salía a mendigar una cama calentada por otra. Otras, me doy cuenta hoy.
Llevé mi deseo al límite, descubrí el poder del sexo. Fui tantas veces la poderosa como la sometida.
Aprendí (esto no me tomó mucho tiempo) que el sexo nunca es una despedida. Aunque tampoco continuación. Su soberano no es nunca el mismo, es como en un tira y afloja, basta un largo pestañeo para perder la corona y convertirte en el peón obediente y gozoso.
Así alternaba mi trono de reina con la corona de papel de mendiga de afectos. Fui Dios cuando fui hombre, y fui bestia cuando fui mujer.
Podría a estas alturas dedicarme deseosa a recrear esos episodios en los que vi rastros de humanidad. Una flor, una llamada, una visita. Podría. Sí, bien podría. Pero sé demasiado bien que como la falta de agua nos hace soñar con ríos, la falta de amor me hizo soñar con perros románticos. Apenas eso: bestias domesticadas en la pesadez de un amorío.


noviembre 19, 2013

Los Amores Lisiados



"Uno es la suma de las personas que amó y de las personas que nos amaron y, sobre todo, de las personas que quisimos amar y no pudimos amar, de los amores que pudieron ser y no fueron. Curiosamente, los amores reales aparecen siempre como formas inferiores o incompletas de amor cuando se los compara con los amores imaginarios que el destino, vicioso, nos escamoteó.
¿Por qué unos amores se encuentran y, para bien o para mal, se cumplen, se entrelazan, se funden, y otros amores, teniendo todas las circunstancias a favor, nunca consiguen encenderse y se quedan apagados aunque a veces incendien nuestra memoria y nuestras fantasías? No hay una respuesta segura o definitiva. Cada amor es la suma de dos individuos, dos voluntades, dos espíritus flotando en la galaxia universal de los afectos y los rencores. Para que surja algo parecido al amor hace falta la arriesgada voluntad de los jugadores que, sabiendo que llevan las de perder, sabiendo que la cosa a buen seguro terminará mal, deciden vivir la aventura del amor y en nombre de ese amor borran o disuelven las marcas más personales de la identidad para forjarse una identidad en común. Se asume o se calcula que la fusión de esas dos identidades producirá una ganancia neta de felicidad para ambas partes, ambos socios. Se supone que la felicidad de estar a solas es inferior a la de estar juntos y por eso se elige a la pareja y se vive la fantástica aventura del amor.
No siempre, sin embargo, los cálculos se hacen sobre información seria y confiable. Dado que el amor es una expectativa de inversión que se construye sobre sentimientos, y dado que los sentimientos son cambiantes como los títulos de valores en una bolsa de inversión, y teniendo en cuenta que los sentimientos de una persona no siempre son genuinos y a veces son simulados, son posturas, son imposturas, los amantes a veces se enamoran de una persona que en realidad no existe y que ellos han construido, de buena fe, vaporosamente, en sus más inflamadas y disparatadas efusiones de afecto y que vale bastante menos de lo que creen. Cuando una de las partes emite información falsa para ganarse a la otra parte, esa relación de amor nace viciada y tarde o temprano acabará en una decepción cuando la persona cándidamente engañada descubra la verdadera naturaleza de la persona amada. ¿Cómo sabemos quién es verdaderamente la persona a la que queremos amar? Nadie lo sabrá con certeza. Ni siquiera la persona amada, volátil, caprichosa, inestable, lo sabrá nunca. Las personas cambian con los días, con los triunfos, con las desgracias, y por eso los amores van cambiando también, van extinguiéndose y renaciendo. ¿Por qué no pudo ser real esa relación de amor que en nuestra imaginación todavía aparece como un amor que pudo ser feliz, perfecto, que debió ocurrir y, maldita sea, no ocurrió? Nadie lo sabrá nunca. Esas dos personas se gustaban, se deseaban, se encendían mutuamente, se buscaban con impaciencia y hasta desesperación, y cuando encontraron la manera de estar juntas en la intimidad fueron felices, pero algo (la tibia o quebradiza voluntad de una de ellas, la duplicidad de la otra, el miedo a la opinión de los demás, el temor a volver a fracasar) conspiró callada y minuciosamente para que ese amor quedase así: trunco, lisiado.








Los amores lisiados nos persiguen en la memoria con más saña que los amores contrariados. De estos últimos al menos puede decirse: lo intenté, llegamos hasta el final, duró lo que tenía que durar, luego todo se fue al carajo y nos separamos como era menester. Y por muy malo que sea el final de un amor, uno nunca se arrepiente de haberlo vivido si tuvo momentos de auténtica, irrepetible felicidad. Con los años, los amores contrariados se recuerdan con una cierta benevolencia y uno piensa que eran amores que tenían que ocurrirnos y que, hechas las sumas y las restas, más fue el tiempo bueno y no fue un error emprender aquella aventura, aunque el final fuese catastrófico y todavía duelan las heridas. Pero los amores lisiados, los que pudieron ser y no fueron, son sin duda los que más atormentan, quizá porque pensamos que fue por nuestra culpa que las cosas no se concretaran, quizá porque imaginamos que esos amores, de haber florecido, habrían sido infinitamente más felices que cualquiera de los que nos tocó vivir.
Los enamoramientos son alianzas complejísimas de las voluntades humanas, y es muy insólito que esas alianzas sean lúcidas y convenientes y dejen una ganancia neta de felicidad para los enamorados. Eso casi nunca ocurre, y cuando ocurre hay que celebrarlo porque es como un milagro. Lo que ocurre más a menudo es que uno se enamora hasta los huesos de la otra persona y ese amor no es correspondido y con esa espina tenemos que vivir el resto de nuestras vidas; o que ambos se enamoran pero ciertas circunstancias ajenas a su control (digamos el azar, las leyes, las geografías, los trabajos) impiden que ese amor sea posible en términos prácticos (este es el tipo de enamoramiento que, con mucha suerte, se hace realidad cuando la pareja tiene ya sesenta o setenta años y ha pasado la vida entera, alejada por circunstancias díscolas, esperando ese momento); o que dos personas se enamoran y en el punto inicial se aman tanto como se desean pero avanzado un cierto trayecto se siguen amando pero ya se desean menos o no se desean nada, es decir que la curva del amor puede ir en ascenso y la del deseo, en descenso, lo que generalmente termina en una ruptura del tipo me voy con un cuerpo al que no amo pero al que deseo con ferocidad animal, mil disculpas; y sobre todo lo que ocurre con mucha frecuencia es que dos personas se enamoran honesta y auténticamente y luego van cambiando honesta y auténticamente en direcciones separadas e incluso opuestas, y entonces llega un momento inevitable en que lo honesto y auténtico es reconocer que las dos personas que se enamoraron ya no existen y son ahora, enhorabuena, dos personas distintas, no sé si mejores o peores, pero distintas, y ya no hay vuelta atrás, es un punto sin retorno, nadie puede volver a ser el que era en la foto de su fiesta de promoción.
Parecería una grosería suponer que uno merece ser amado. Que alguien nos ame es siempre un exceso, una generosidad de la otra parte. Que alguien nos desee y, peor aun, quiera acariciarnos no debería atribuirse en modo alguno a nuestra dudosa belleza sino a la soledad y la desdicha de la persona que nos desea y procura redimirse con nosotros de su más íntima tragedia. No debería sorprendernos o escandalizarnos que estemos solos y que los pocos amores que nos fueron dados terminasen de un modo aciago. Es lo justo, es lo humano, era lo previsible. Si aguantarse a uno mismo es una cosa muy seria y tenaz, ¿por qué deberíamos esperar que otra persona encuentre gracioso aguantar nuestra abrumadora pesadez? Pero la imaginación es siempre la loca alborotada del patio y nos promete que los mejores amores nos esperan a la vuelta de la esquina y que ese amor imposible que nos ha sido negado con mezquindad acabará por ceder y entregarse a nosotros, y entonces seremos felices como nunca lo hemos sido: es solo cuestión de esperar un poquito más, tener paciencia, darle tiempo a la otra persona para que se dé cuenta de que lo que más le conviene es detenerse, darse vuelta, mirarnos a los ojos y venir a abrazarnos: ven, mamita, ven, papito, aquí estoy todo para ti, toda la vida entera esperándote. Lógicamente, eso no va a ocurrir, y no por eso uno renuncia a las delicias de imaginarlo."

Jaime Bayly. 
Impresa. 


Noviembre 2013

junio 25, 2013

Drexler


El velo semitransparente del desasosiego un día se vino a instalar entre el mundo y mis ojos. Yo estaba empeñado en no ver lo que vi pero a veces la vida es más compleja de lo que parece. Pensaste que me iba a quebrar y subiste tu apuesta. Me hiciste sentir el sabor de mi propia cocina. Volví a creer que se tiene lo que se merece. La vida es más compleja de lo que parece.

Todas las versiones encuentran sitio en mi mesa. Todas mis canciones con una sola certeza: no quiero que lleves de mí nada que no te marque. El tiempo dirá si al final nos valió lo dolido. Perderme, por lo que yo vi, te rejuvenece. La vida es más compleja de lo que parece.

Mejor o peor, cada cual seguirá su camino. Cuánto te quise, quizás, seguirás sin saberlo. Lo que dolería por siempre ya se desvanece. La vida es más compleja de lo que parece

febrero 20, 2013

enero 17, 2013

diciembre 23, 2012

Just Dreams


-Sigo pensando en mi propio bebé.
-Cómo es ella?
-Bellísima. Te va a encantar.


diciembre 01, 2012

Av. Javier Prado


No necesariamente de poemas vive el amor.
Vive y ya.
Ya estamos viviéndolo y responde a cabezas huecas.
Se quedan huecas para no pensar en más.

Estamos dos. Estamos cerca. Estamos. Estar. Tar de mí, tar de él, tar de los dos.
Tardes con él. Él en la tarde, luego lo vi.

Saber a mar también es revolcarse en las olas que no te dicen chau.
Saber amar también es revolcarse en las sábanas que no te dicen chau.

Convierte las horas en 11:11, sus palabras atraviesan el cielo del cerebro y pides un deseo.
Soy de su deseo y él es de Seo.
Entonces, soy floja y cursi.
Floja porque no quiero salir, cursi porque no quiero salir sino es para verlo a él.

Me divierte, aprendo y me encanta. Me encanta como me ve.
Me ve. Es un decir, porque el me atraviesa, me toca y cual rey Midas, me cambia.
Mi cuerpo se vuelve oro, otro, otro y así.
Se necesita ser quien soy para poder escribir esto sin el mínimo respeto al qué dirán

Es que te tengo ganas, las tengo. Te tengo admiración. 
Te tengo estancado como la carne en los dientes, como mosquito en la piel
Un desatorador por favor.

Tómame como sopa de letras. Arma las palabras y descubre qué dice:
Amote, tamoe, temoa, meato, omtea, metoa, que rico estás, temae, te doy.

Ven un ratito. 
Ven otro más.
Solo ven.