diciembre 23, 2012
diciembre 01, 2012
Av. Javier Prado
No necesariamente de poemas vive el amor.
Vive y ya.
Ya estamos viviéndolo y responde a cabezas huecas.
Se quedan huecas para no pensar en más.
Estamos dos. Estamos cerca. Estamos. Estar. Tar de mí, tar de él, tar
de los dos.
Tardes con él. Él en la tarde, luego lo vi.
Saber a mar también es revolcarse en las olas que no te dicen chau.
Saber amar también es revolcarse en las sábanas que no te dicen chau.
Convierte las horas en 11:11, sus palabras atraviesan el cielo del
cerebro y pides un deseo.
Soy de su deseo y él es de Seo.
Entonces, soy floja y cursi.
Floja porque no quiero salir, cursi porque no quiero salir sino es para verlo a él.
Me divierte, aprendo y me encanta. Me encanta como me ve.
Me ve. Es un decir, porque el me atraviesa, me toca y cual
rey Midas, me cambia.
Mi cuerpo se vuelve oro, otro, otro y así.
Se necesita ser quien soy para poder escribir esto sin el mínimo respeto al qué dirán
Es que te tengo ganas, las tengo. Te tengo admiración.
Te tengo estancado como la carne en los dientes, como mosquito en la piel
Un desatorador por favor.
Tómame como sopa de letras. Arma las palabras y descubre qué dice:
Amote, tamoe, temoa, meato, omtea, metoa, que rico estás,
temae, te doy.
Ven un ratito.
Ven otro más.
Solo ven.
noviembre 29, 2012
noviembre 04, 2012
Altamente Expuesta
I.
No puedo recordar cuánto había probado. Estaba segura que había sido suficiente como para sacudirme la cabeza y volverme más rápida y lenta a la vez. Sentía como la música me golpeaba el pecho y me hacía saltar. Bailé sola en la oscuridad entre las luces de colores parpadeantes y los cuerpos que me chocaban. Tampoco recuerdo quién me había dado. Aún no estoy segura si fue aquel amigo con el que fui y solo lo vi al salir porque tomamos distintas direcciones al entrar o alguno de los tantos que había ahí.
II.
Esta vez no era como las anteriores. Me vino la bajona enseguida. Quería llorar y golpear a cualquiera. Anduve a tantas hasta que mis manos tocaron una pared y me senté en el suelo a esperar a que me calme. Creo que boté un par de lágrimas mientras me cubría la vista de los rayos de colores que ahora me parecían hirientes. Tenía que salir de ahí. Comencé a reír. A maldecir. No entendía por qué me sentía tan mal. Caminé un par de pasos esquivando lo más que podía. Recuerdo que tenía sed. Mucha sed. Necesito agua por la putamadre, pensé. Todo lo sentía más fuerte. Mi transpiración. Los poros y el sudor. Mi inconstante palpitación. Si iba a caer, necesitaba un lugar despejado.
III.
Sus labios me besan con furia. Y yo le devolvía lo mismo. Sus manos ásperas rasgaban mi cuello hasta la última de mis vertebras. No sé si trataba de alejarlo o de acercarlo más de lo que ya estaba. Me encontraba otra vez en medio del gentío con la música que gritaba a mil por los altavoces. Lo alejé una vez para retomar aire y fue cuando pude verlo bien. Se parecía algo a él. Con la mirada más desorientada por supuesto. Estaba incluso más confundido que yo. Le toqué la cara, los párpados, la boca. Detuvo mi mano con la suya y calló cualquier palabra que hubiera salido de mi boca, con la suya. No sentía nada más que el golpeteo en el pecho y su rabia combinada con la mía.
IV.
No quise llegar a más. No podía. Sentí que si seguía podía haber terminado peor de lo que estaba. Lo odiaba. Al punto de hacer cualquier cosa con tal de sacármelo de adentro. El efecto había pasado. Aún así no terminaba de odiarlo. Recordaba -recuerdo- con detalle el día anterior, cuando una celebración, nuestra supuesta celebración se convirtió en una mala película de drama y horror.
Me aferré al asiento y dejé la rabia saliera por mis ojos.
No puedo recordar cuánto había probado. Estaba segura que había sido suficiente como para sacudirme la cabeza y volverme más rápida y lenta a la vez. Sentía como la música me golpeaba el pecho y me hacía saltar. Bailé sola en la oscuridad entre las luces de colores parpadeantes y los cuerpos que me chocaban. Tampoco recuerdo quién me había dado. Aún no estoy segura si fue aquel amigo con el que fui y solo lo vi al salir porque tomamos distintas direcciones al entrar o alguno de los tantos que había ahí.
II.
Esta vez no era como las anteriores. Me vino la bajona enseguida. Quería llorar y golpear a cualquiera. Anduve a tantas hasta que mis manos tocaron una pared y me senté en el suelo a esperar a que me calme. Creo que boté un par de lágrimas mientras me cubría la vista de los rayos de colores que ahora me parecían hirientes. Tenía que salir de ahí. Comencé a reír. A maldecir. No entendía por qué me sentía tan mal. Caminé un par de pasos esquivando lo más que podía. Recuerdo que tenía sed. Mucha sed. Necesito agua por la putamadre, pensé. Todo lo sentía más fuerte. Mi transpiración. Los poros y el sudor. Mi inconstante palpitación. Si iba a caer, necesitaba un lugar despejado.
III.
Sus labios me besan con furia. Y yo le devolvía lo mismo. Sus manos ásperas rasgaban mi cuello hasta la última de mis vertebras. No sé si trataba de alejarlo o de acercarlo más de lo que ya estaba. Me encontraba otra vez en medio del gentío con la música que gritaba a mil por los altavoces. Lo alejé una vez para retomar aire y fue cuando pude verlo bien. Se parecía algo a él. Con la mirada más desorientada por supuesto. Estaba incluso más confundido que yo. Le toqué la cara, los párpados, la boca. Detuvo mi mano con la suya y calló cualquier palabra que hubiera salido de mi boca, con la suya. No sentía nada más que el golpeteo en el pecho y su rabia combinada con la mía.
IV.
No quise llegar a más. No podía. Sentí que si seguía podía haber terminado peor de lo que estaba. Lo odiaba. Al punto de hacer cualquier cosa con tal de sacármelo de adentro. El efecto había pasado. Aún así no terminaba de odiarlo. Recordaba -recuerdo- con detalle el día anterior, cuando una celebración, nuestra supuesta celebración se convirtió en una mala película de drama y horror.
Me aferré al asiento y dejé la rabia saliera por mis ojos.
octubre 23, 2012
¿Pero Sos Lesbiana o No?: La malo.
"Volver a estar sola no es tan malo. El ‘tan’ está de más. Reformulo: volver a estar sola no es malo. Ya tuve una ruptura que la viví como lo más dramático del mundo. Ahora no quiero más eso. Quiero reconciliarme lentamente con todo. Quiero hacer cosas nuevas. De repente tengo mini cactus en la casa. Voy explorando el mundo de las plantas que siempre me pareció un mundo femenino adulto. Todo empezó con las plantitas de marihuana y se volvió más complejo, devino en una relación armoniosa con la naturaleza, o al menos lo que me posibilita de naturaleza el hecho de vivir en una gran ciudad.
Aprendí a tejer. No espero a nadie, no soy una Penélope destejedora. Tejo y no sé hacer mucho, llené a mis amigos de bufandas y se ríen porque el invierno ya pasó y llegué tarde en regalar bufandas. Se ríen pero guardan las bufandas, todos sabemos que es mejor ser previsor con los fríos por venir. Les hago bufandas de los colores que les gustan y es tan simple saber un color, siento que en cada movimiento de tejido voy poniendo algo de nosotros, no mío, soy yo pensando en el amigo al que le voy a regalar la bufanda, somos dos indirectamente.
Un día salí y me puse a hablar con un chico. Me gustó y nos dimos unos besos. Bailamos y todo estaba bien y nos fuimos a casa. Siguió estando bien. Eso, cuando no estaba soltera, no podía hacerlo. Cuando me gustaba alguien y se daba naturalmente, de golpe tenía que frenarlo todo. Y estaba bien, pero también está re bien escuchar una nueva voz, encontrar un nuevo cuerpo, descubrir otros territorios.
El chico dormía en mi cama, despatarrado como dicen que duermen los chicos. Yo estaba medio en pelotas en el balcón, mirando la ciudad, eso que paradójicamente me hace perder de vista todo, pensar en lo efímero. Fumaba un pucho y eso contemplar era todo. No había más. Una ruptura puede ser eso. O puede ser romper todo de la bronca que no se puede contener. Hoy, para mí, es la segunda. Lo efímero, lo nuevo.
Amaso un pan para el desayuno. Vuelvo un rato a la cama y le hago mimos a ese desconocido. Me sorprende que los cuerpos se entiendan más que las mentes. No quiero entenderlo. No puedo entender todo. Tengo que ponerle límites al ego y a la necesidad de conquistar cada parcela del mundo a partir del conocimiento. Necesito que me basten unas caricias que hacen bien y un pan levándose en la mesada. Lo necesito y lo tengo. Una ruptura no tiene por qué ser tan mala"
By ¿Pero Sos Lesbiana o No?: La malo.
By ¿Pero Sos Lesbiana o No?: La malo.
septiembre 11, 2012
***There is a chance that it could be love***
Cuando intenta decir algo importante y arruga la nariz para un costado -casi siempre el izquierdo- y lleva la mano derecha a la boca un segundo e inmediatamente los ojos se le agrandan y esas tan gruesas pestañas también.
Cuando pierde la paciencia y golpea una mesa invisible con los puños en un gesto de mostrar enojo pero a mí me parece cuando si estuviera haciendo berrinche.
Cuando la batería se le acaba al final del día y balbucea una lista mental de las cosas que tiene para el día siguiente.
Cuando se rie y me mira y por un momento se detiene, y sonrie y me mira, me mira de verdad y pasa su mano por mi mejilla.
Cuando pierde la paciencia y golpea una mesa invisible con los puños en un gesto de mostrar enojo pero a mí me parece cuando si estuviera haciendo berrinche.
Cuando la batería se le acaba al final del día y balbucea una lista mental de las cosas que tiene para el día siguiente.
Cuando se rie y me mira y por un momento se detiene, y sonrie y me mira, me mira de verdad y pasa su mano por mi mejilla.
julio 21, 2012
Waiting for Autumn
Me siento en la vereda, quizás hoy llegue el otoño.
Allá, acá, adelante, atrás; que todos los lugares sean uno y ninguno:
la maldad del tiempo.
Tengo muchos lugares pero en ninguno estoy ahora,
estoy sentada esperando por el otoño, quizás venga hoy.
El reloj es un trastornado, un loco, quién no diría un vagabundo.
Mi calendario ha perdido casi todos sus números y yo voy como mendigando horas por entre los días pasantes.
Mi mente es mi trama de tiempos, y en uno de ellos juro que soy tu enemiga.
Sara, la otra, no ha dejado de recordar aún. Le he dicho que la está matando.
Pero quizás yo también lo esté haciendo, despacito y sin prisa.
El otoño no llega, no viene.
Quizás debería entrar, matar el tiempo y simplemente no enterarme si llega o no llega.
Quizás me sería más fácil salvarme, ahora.
Ahora que no será para siempre, que ellos aún me guardan un poquito de amor, que tengo el corazón recién puesto, ahora que soy joven, que puedo rezar y pecar con la misma intensidad,
ahora que la memoria no me mata aún, ahora que el otoño no ha llegado.
Sí.
Pero si me salvo, si logro ver el otoño y sin embargo, no esperar más,
si llego después de él, si logro evadir el tiempo pero tocar el espacio,
si la otra Sara no vuelve, si yo me transformo en su enemiga,
si finalmente le gano a todos ellos ¿qué será de mí?
Me siento en la vereda a esperar el otoño, el próximo.
junio 15, 2012
Un 5 de Julio
Como para que no note que lo estoy mirando,
lo miro de reojo.
Bordea los 30 y ya no quiere que lo miren demasiado.
Tiene esos ojos grandes e inquietos oscuros
Me dicen algo pero yo no sé qué.
Sonríe el Fernando
Fernandito
A su alrededor los negocios se inician
hay delgados cuerpos vestidos de Basement
en saco y corbata.
en saco y corbata.
Le gusta que huela a Victoria's
En un segundo, todos tiemblan
tiembla el Perú, tiemblo yo.
Y Fernando está ahí,
llega cansado y sonriente
me cuenta su día y lo que pasó.
Me dice que alguien le dijo que se parece a Tom Cruise
acaso eres chato? le pregunto.
no gorda, fue por el cabello, me dice.
Se ríe y nos reímos.
no gorda, fue por el cabello, me dice.
Se ríe y nos reímos.
Le digo que no sé si quiero seguir estudiando
Me dice que no importa lo que estudie, sino quién soy.
Ya va a comenzar el nuevo capítulo de Revenge.
Se mete bajo el edredón y cierra los ojos a mi lado
Las noticias dicen que va a haber un pronto terremoto
y yo ni cuenta me voy a dar
Todos morimos al final
pero Fernando se levanta y decide irse a bañar.
Lo espero al final de la cama con las piernas cruzadas
mientras la tele sigue alarmando a la gente.
Qué sería si Fernando deja de crecer y yo envejezco cada día, un mes.
Conoce mis preocupaciones
me jala a su lado e insiste que el mundo está loco y no nosotros.
Fernando siempre está ahí.
Me da un beso de buenas noches
y en unos minutos está en otra dimensión.
me jala a su lado e insiste que el mundo está loco y no nosotros.
Fernando siempre está ahí.
Me da un beso de buenas noches
y en unos minutos está en otra dimensión.
Yo me quedo pensando qué hacer.
En unas semanas es su cumpleaños.
En unas semanas es su cumpleaños.
abril 28, 2012
marzo 11, 2012
Boulevard Deseo
Nos ubicamos en nuestra mesa a charlar hasta que la música empieza. Me paro y te busco entre la multitud de colores. Te busco con todos mis sentidos y más con mis piernas. No te veo aún, pero mis ojos divisan otro par, de un negro que hipnotizan, que no dejan de mirarme. Dejo que el deseo se concentre un segundo en él, haciéndole saber que esta noche es para disfrutar así que me le pierdo.
"Esta noche te veré". Me lo propuse apenas entré.
Dejo que la música me lleve, que me tome y me posea.
Quiero encontrarte.
El sonido me adentra en el pecho y los labios desconocidos me tientan. Comienzo a sentir cada nota, a saltar con la gente. La euforia me recorre la espalda y me nubla la vista. Ahora solo siento el bit rítmico en mis pies.
Necesito encontrarte.
Me fundo en el calor y las sensaciones. Hay un deseo conocido que se acerca por detrás de mi oreja. Una potencialidad. El par de ojos me hipnotizan de nuevo. "Ya te encontraré" me digo a mi misma, mientras juego con el deseo que está ahora enfrente mío. Lo identifico con los dedos con las manos con el cuerpo. Me desviste con la mirada al tiempo que la música lo hace también.
¿Debo encontrarte?
La noche sigue cargada de aire caliente. Bailes, copas, voces. Estoy cargada de electricidad en cada centímetro de la piel. Me olvido del porqué de encontrarte.
Salgo de la pista de baile con el par de ojos encontrándome nuevamente. En medio de la adrenalina colectiva veo más allá de sus ojos. Decido que esta noche será él y no más tú. No lo sabe, pero lo sabrá. Le sonrío por primera vez y me la devuelve. Todo está listo.
Se acerca, me dejo acercar, y dos canciones más tarde somos dos desconocidos entrelazando miradas, bailes, conociendo las líneas de nuestras manos, manos que no se envolverán más acabada la música. Le confieso al oído que no era él lo yo que buscaba, que creo en las cosas inesperadas. Sonríe y hurga con la punta de los dedos mi cintura posando su aliento en mi oreja.
Pareciese que la música no acabara nunca.
Pareciese que estaba destinada a no encontrar al rockero.
Pareciese que esos momentos eran para el otro. Al menos aquella noche.
febrero 10, 2012
Al Imaginario I
No me invites a salir maricón. Quédate una tarde conmigo a mi ladito. Bailemos un vals de los antiguos. Meciéndonos de un lado al otro. No te quiero toda la noche. Me basta unas horas. Entiende, soy fácil de complacer. Sobran los tragos y el alcohol. No los necesito para sentirme bien. El humo del cigarrillo lo puedes tener, siempre y cuando no acaricies más al cigarro que a mi. Reemplaza tus mensajes al celular con llamadas inesperadas. No te asustes si te insulto. Comprende que mis palabras dulces están en vueltas en agresión. Déjame de querer si eso hace falta. Pero no me dejes con las palabras en la boca. Hazte el compasivo, tenme piedad. Quédate cuando no te lo pido. Quédate cuando te pido lo contrario. Yo sé que existes en algún lado. Espero tu llegada con ansías. Te escribo desde mi esquina. Nuestra esquina.
enero 17, 2012
Bye Bye Blackbird
Hace unos cinco minutos giré para ver si había quedado algo
y hace cinco minutos no había nada
porque nada había quedado
Pero hace cinco minutos cuando me volteé y no quedaba nada
y ya me iba sin nada más que decir,
te vi ahí.
No cinco minutos hacia atrás,
quizás cinco minutos hacia adelante.
Hace cinco minutos me conté que este verano sabe a invierno
y en esos cinco minutos el viento caprichoso
me confirmó que nunca el verano, por tantos colores que pintara,
podría adornar una noche gris.
No me miró, porque hace tiempo no lo hace
pero gastó cinco minutos de su reloj
y ahí me echó una mirada, de ésas que no son dirigidas, pero caen en los ojos.
Aunque no me viera, porque ya no me ve,
hace cinco minutos lo vi,
iba de pasada,
y como simplemente pasaba, no me vio hace cinco minutos.
Porque hace ya mucho más de cinco minutos que sus ojos perdieron las ganas de verme.
Pero yo que soy terca,
pido otros cinco minutos para que se quede,
para que no siga,
para que quizás crea que puede verme, cinco minutos.
Al verano le quedan cinco minutos antes de transformarse en otro otoño que nadie ve,
Pero a mi ya no me quedan otros cinco minutos para verte en lo que solías verme.
Hace cinco minutos miré hacia atrás y no te vi
Y cinco minutos adelante tú no me viste.
Sólo cinco minutos…
y ya nuestras vidas nos pide cinco más,
Porque ya nunca jamás volverán cinco minutos juntos.
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